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Esperanza para tratamiento contra el cancer

Un equipo de cirujanos de la Universidad de California Los Ángeles (UCLA) ha llevado a cabo con éxito el primer trasplante de vejiga en humanos. El paciente, un hombre de 41 años al que se le habían extirpado los dos riñones y buena parte de la vejiga a causa de cáncer y enfermedad renal, ha podido orinar por sí mismo después de 7 años. Además, ya no necesita diálisis y su calidad de vida ha mejorado muchísimo.
Este procedimiento pionero es una gran noticia para los pacientes con problemas de vejiga, especialmente asociados al cáncer de la misma. Y es que se les presenta una opción terapéutica que hasta ahora era imposible por el complejo sistema de vasos sanguíneos que irrigan la zona pélvica.
Con todo esto se ha demostrado que el trasplante de vejiga es posible, aunque aún hay mucho que investigar. Los pacientes que se sometan al procedimiento deben llevar un periodo largo de tiempo sometidos a inmunosupresión. Lo ideal es que ya lo estuvieran antes, no que empiecen específicamente para la intervención. Próximamente se repetirá el proceso con otros 4 pacientes que cumplen con este requisito. Si todo va igual de bien, se pasaría a un ensayo clínico mucho más multitudinario para poner a punto un procedimiento que podría dar nuevas esperanzas a pacientes que pensaban que ya no tenían ninguna.
El equipo médico dirigido por el doctor Nima Nassiri llevó a cabo este procedimiento el pasado 4 de mayo de 2025. La intervención duró 8 horas, durante las cuales se trasplantó primero el riñón y después la vejiga, para más tarde conectarlas entre sí. Han sido necesarios 4 años de preparación con asistencia robótica para que todos los participantes estén listos para realizar la operación.
Tras el proceso, el paciente recuperó rápidamente su función renal. El riñón produjo una gran cantidad de orina y la vejiga pudo drenar adecuadamente. Ya no necesitaba diálisis y podía orinar con normalidad. La recuperación ha sido muy buena desde entonces, según explican en un comunicado de UCLA. No solo por el correcto funcionamiento de los órganos trasplantados. También porque no ha habido signos de rechazo a los órganos.
Hasta ahora, los pacientes que tenían una vejiga terminal, con incapacidad para orinar, múltiples infecciones y mucho dolor, se solían someter a una intervención muy diferente a esta. Consistía en usar una parte de su intestino para crear un nuevo depósito para la orina y facilitar su salida al exterior. Normalmente los resultados eran buenos en los referente a su funcionalidad, pero los efectos secundarios eran bastante malos en el 80 % de los casos. Esto se debe a que la microbiota del tracto urinario y la del sistema digestivo son muy distintas, de modo que al mezclarse generaban muchos problemas de salud.
Con el trasplante de vejiga todo cambia para estos pacientes. Cabe destacar que, puesto que es necesario que haya inmunosupresión a largo plazo y que esta ya supone bastantes efectos secundarios, no es un procedimiento recomendable para cualquier paciente. Solo debería hacerse como último recurso, de momento únicamente en aquellos que ya estén previamente inmunodeprimidos.
Lo normal será que esta operación se realice en pacientes que han perdido parte de su vejiga a causa de un cáncer, como ocurrió con este paciente. Normalmente una persona puede alojar unos 700 ml de líquido en su vejiga. Él solo podía albergar alrededor de 30 ml en la suya, pero la situación se ha restablecido con el trasplante de vejiga. Si todo va bien, muchas personas, como él, podrán ver una gran mejora en su salud.