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Tesla en caída libre

Tesla impulsó el coche eléctrico. Y puede quedar fuera de su propia revolución.
Tesla ya no marca el camino: lo sigue. En mayo de 2025, sus ventas en Europa cayeron un 18%. BYD, Renault y Hyundai la superan.
El coche eléctrico sigue, pero Tesla ya no es sinónimo de futuro. El problema no es el coche, es su dueño, Elon Musk ha convertido Tesla en una extensión de su ego.
Enemigos en su propias narices o cabeza: Trump, teorías conspiranoicas, robots bípedos. El cliente ecológico ya no quiere financiar delirios autoritarios.
La marca se desploma: Tesla cayó del puesto 8 al 95 en reputación en EE.UU. (Axios Harris Poll).
En Europa, su valor de marca se hundió un 70% (Interbrand).
Los datos ya no mienten. El coche eléctrico sí puede sobrevivir sin Musk.
Tesla fue símbolo a seguir por todos, hoy solo es una contradicción.
Eléctrico, pero dirigido por un negacionista climático.
Innovador, pero encerrado en el culto a un solo hombre.
Rápido, sí, pero en dirección contraria.
Tesla puede ser su propio enemigo.
Cuando lideras una revolución y luego la saboteas, acabas siendo su obstáculo.
Si Tesla cae, el coche eléctrico seguirá, con más autonomía, más accesible y menos ego; porque el futuro no lo construyen los mesías, sino las personas organizadas.
Musk fue un símbolo a seguir, hoy es un aviso publicitario del lo que podria haber sido. Se confundio a si mismo, innovación con idolatría.
Tesla inventó la chispa. Pero puede apagarse sola.